dilluns, 6 de juny del 2016

Pablo en modo Kinshasa

A cuento de las elecciones generales -próximamente en las mejores salas- anda el personal político un mucho desquiciado, en pleno boceto táctico de última hora, manteniendo a salvo las anemias de los iconos propios, con la guardia alta y a una distancia prudente. Un despliegue defensivo de línea Maginot que saltará por los aires a la primera andanada de la artillería rival. Tiempo perdido, al fin, aunque de mucha tensión y demasiado nervio. 

Pero no todo es repliegue, ni amago ni evasión. Pues no. A Podemos-Unidad Popular parece no importarle el castigo temprano, más bien todo lo contrario. Recuerda Pablo Iglesias a Muhammad Ali en Kinshasa, encerrándose en las cuerdas y encajando los golpetazos de un rival desencadenado. Fue en el recordado por muchos como el combate del siglo, en el que el imprudente George Foreman no guardó nada, se vacío en las fantasías de los primeros asaltos, mientras su rival lo extenuaba por el simple método del dejarle hacer.

Así están las cosas en la política española del partido de desempate: Rajoy, Sánchez y Rivera ensañándose con Iglesias, golpeando el aire mientras el otro se mantiene fuera de su alcance con cabriolas y piruetas. Un trío de púgiles hoscos, tiesos, lentos y pesados, a remolque de la sutileza de un rival que los enerva con un despliegue de desplantes. Iglesias, pletórico gracias a la inyección en vena del millón de votos de Garzón, encaja sin inmutarse mientras la gran coalición se reconcome en la impotencia de una pegada previsible, nada fulminante.
Rajoy ataca por los andurriales municipales del poder podemita, ¿y qué? Las alcaldesas tienen suficiente brío como para responder ellas solas, sin líder interpuesto, y sin más freno que su propio juicio. Sánchez pega y amaga con el cuento de nunca acabar de la otra cara del espejo que refleja al presidente del gobierno, ¿y qué? Podemos percibe que lo que los ciudadanos ven en las dos caras del espejo son deformidades, proyectos políticos deslavazados, candidatos erosionados por la analogía con los corruptos que les precedieron. Rivera intenta atacar donde supone que más le duele a Iglesias, en su reputación de alternativa intachable, bronca pero conectada con el monumental cabreo del vecino medio. ¿Y qué? Qué más da que el Ciudadano se vaya hasta Venezuela para cantar las jaculatorias del populismo, irresponsable y manipulador, del amigo de los bolivarianos. Trompadas éstas que son más bien caricias, y hasta cosquillas, en un país en que la mitad de las habitaciones juveniles tenían en la pared, hace unos años, un póster del Che Guevara, que sin ser bolivariano, estricto sensu, se le parecía mucho. Ahora aquellas imágenes han ido desapareciendo, pero permanecen en la memoria colectiva de quienes las vivieron o las colgaron y también en la de sus descendientes, que simpatizan mayoritariamente con los héroes románticos, idealistas y alocados.

Son definitivamente intentos de restar los apoyos periféricos de Podemos. Los que corresponden a los sustentos coyunturales que, en cualquier momento, según sus rivales, pueden abandonarlos, desengañados por los gobiernos municipales de sus afines, por la fallida investidura de un presidente de izquierdas o por sus conexiones con los populismos sudamericanos. 

Las últimas encuestas, sin embargo, no parecen mostrar que este desgaste esté haciendo demasiado agujero. Al contrario, según un trabajo de elaboración propia, Podemos (En Comú Podem) muestra un alto índice de fidelidad entre quienes les votaron el 15 de Diciembre, en la zona metropolitana de Barcelona: Sólo un 9% de aquellos que afirman haberlos apoyado hace seis meses podría no votarles en esta ocasión. El resto de las principales fuerzas políticas podría sufrir un desgaste mayor: PP y ERC, muy cerca, llegan hasta el 11% en ambos casos; algo más alejados se encuentran C’s y PSC, 15% el partido de Rivera y 17% el de Sánchez; finalmente, los vaivenes de Convergencia i Unió parecen haber provocado una desafección importante de sus votantes de invierno, hasta un 23% afirma no tener claro a quién votar el próximo 26 de Junio.

Curiosamente, a tenor de las respuestas obtenidas, nos sale un porcentaje de personas que afirman haber votado a ECP superior al que realmente obtuvo en Diciembre. Y esto, a pesar de haber sido muy cuidadosos en la muestra. Seguro que también debe significar alguna cosa. 

P.S.: Este fin de semana ha fallecido Muhammad Ali, pendenciero saltimbanqui que adquirió popularidad gracias a su supuestamente exquisita manera de entender el boxeo: como una coreografía atlética de un esteticismo discutible aunque efectista. Sin embargo, el deportista popular adquirió pátina de mito gracias a su resistencia inigualable, no en el ring sino en su militancia social. Activista contra la guerra de Vietnam y a favor de la integración racial, Muhammad Ali llenó muchas páginas de su biografía esquivando las trompadas de una sociedad americana democráticamente sospechosa, en las desigualdades internas y en su agresividad de potencia imperial. Desde la profunda antipatía a quien hizo de la demolición física del rival su camino hacia la popularidad; pero desde el reconocimiento a quien fue capaz de construir con sacrificios y lucha honesta su camino hacia la gloria, mi sentido homenaje a quien nació siendo el anónimo Cassius Clay y falleció siendo Muhammad Ali, exageradamente llamado el más grande.