dimecres, 13 de gener del 2016

Hacienda, ¿somos todos?



La hierática estampa de la hermana de Felipe VI en el juicio del caso Nóos —trece horas sin apenas mover una pestaña ni dejar traslucir ningún sentimiento— contrasta con la enardecida actividad que, en su defensa, ha desplegado el heterogéneo aparato formado por la firma de abogados Roca, el fiscal Horrach y la abogacía del Estado, personalizada en la letrada Dolores Ripoll.

Ésta última ha levantado mucho polvo, y la airada reacción del juez instructor del caso, con su afirmación de que la frase hacienda somos todos era de estricto “ámbito publicitario y no aplicable al derecho”. Sorprende la ingenuidad del juez Castro en este asunto, tan lejos de la certeza de buena parte de la ciudadanía, que reiteradamente expresa dudas sobre la aplicación efectiva del principio de generalidad del sistema tributario español. Otro más de los terrenos pantanosos en los que se cimentó la Constitución de 1978. En cualquier caso, y por no frenar el normal desenvolvimiento de la causa, propondría un receso aprovechando la presencia del letrado Miquel Roca, uno de los padres de la Carta Magna, para preguntarle qué intención tenían cuando redactaron su artículo 31: “Todos contribuirán a los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo”. Es bien cierto que, desde el primer día, las sospechas de trato desigual, y la certeza de la persistencia de una injusta distribución de la carga tributaria, penalizando a asalariados y autónomos, pone en duda que el todos que abre la fórmula legal comprenda enteramente a la generalidad de la población. Es incuestionable, sin embargo, que el resbaladizo alegato de la abogada del Estado ensombrece la labor de la agencia tributaria, cubriéndola de una espesa sospecha de timo y fullería sistemática. Si hacienda no somos todos, ¿está en disposición de garantizar que el sistema tributario estatal se aplica con generalidad y eficacia? Y la combativa defensa que el organismo público hace de la irresponsabilidad de Cristina de Borbón en el caso Nóos, a despecho de la detallada documentación que forma parte de la causa, ¿contribuye a persuadir sobre la obligación de que todos participemos en el sostenimiento de los gastos públicos?

Tamaña pirotecnia para exculpar a la ex infanta, me trae a la cabeza aquellos excesos de tiempos despóticos cuando las obligaciones regias las asumían pecheros. Dolores Ripoll ha asestado una certera estocada al agónico sistema tributario español, desacreditado por una defraudación de magnitudes gigantescas y un trato favorecedor de grandes fortunas y otros trilerismos (el ejemplo de las SICAVS viene aquí al pelo). Ha abierto los ojos de los que aún creían en el cuento de hadas de una tributación justa e igualitaria: hacienda somos todos es mera publicidad ilícita encubierta, la que se da cuando el destinatario no es consciente de que dicha manifestación constituye una actividad publicitaria.
  
Otras hipocresías institucionales cayeron antes, como aquel cuando el bosque se quema, algo suyo se quema, que desenmascaró el genial Perich añadiendo un… señor conde.

P.D.: Ja que hi som, m’agradaria que l’Oriol Junqueras, que té la missió de bastir una hisenda catalana, hagi après dels errors de la hisenda espanyola, per tal de no repetir-los. Per aquells que hi estigueu interessats, en el següent enllaç trobareu l’informe sobre l’administració tributària de Catalunya, presentat pel Consell Assessor per a la Transició Nacional, que conté algun defecte inquietant: http://presidencia.gencat.cat/web/.content/ambits_actuacio/consells_assessors/catn/informes_publicats/inf_2_administracio_tributaria_catalunya.pdf