divendres, 29 de setembre del 2017

Esperanza


Coincido con Cicerón cuando afirma que "el presente es el punto de unión del futuro con el pasado"; un punto de luz que aparece desvaneciéndose; la encrucijada que nos supera por sorpresa a cada instante; lo que viene y ya ha pasado dejando espacio a lo que vendrá dejando atrás.

Coincido con Marx cuando sostiene que "los seres humanos hacen su propia historia, aunque bajo circunstancias influidas por el pasado". Y con ello recuerdo a cuántos nos precedieron, a todos los que hubieran querido acompañarnos aquí y ahora. A quienes quisieron reconocer el reflejo de su imagen en los espejos sin la distorsión de una identidad superpuesta. A los que sólo pudieron gritar libertad con sordina.

Coincido con Tácito cuando proclama que "cuanto más corrupto es el Estado más leyes tiene". O cuando menos más leyes aplica arbitrariamente y más se aferra a lo que una minoría totalitaria entiende que las leyes dictan.

Coincido con Michel de Montaigne cuando se lamenta de que "a nadie le va mal durante mucho tiempo sin que él mismo tenga la culpa". Ahora, cuando hemos comprendido que somos la arena que se le escapa a España entre los dedos, hemos tomado conciencia de que el puño que nos aferraba estaba repleto de grietas. Fisuras que no son nuevas, formaban parte originaria de un género deficiente.

Los catalanes nos hemos sobrepuesto a tanto renuncio y hemos ocupado las calles y las plazas de la manera más hermosa: con júbilo, colectivamente, en paz y harmonía. Y en el continuo devenir de presentes nos hemos mantenido firmes como sólo pueden estarlo los que dudan y en sus titubeos van encontrando certezas. Evidencias de que somos sin artificios; pruebas de que podemos rescatar nuestro bienestar durante tantos años secuestrado en interés de la fortuna de otros pocos, que adocenan a otra minoría iletrada y fanática que nos reconoce distintos cuando grita a por ellos.

Regreso a Tácito para terminar. A aquella formulación romántica que dice que "no hay atractivo en lo seguro, en el riesgo está la esperanza". Se acercan días y semanas de incertidumbre. Pero considerémonos privilegiados por ser testigos y protagonistas del aquí y el ahora que ya se desvanece. Aprovechemos la oportunidad de dar un giro a la historia; pocas generaciones han tenido tal posibilidad entre sus manos. Por todos cuantos nos precedieron y ya no nos pueden acompañar en este tránsito incierto y por todos los que vendrán a encontrar nuevas encrucijadas y habrán de hacer frente a nuevas dudas e indecisiones. Que la lección que dejemos para la posteridad sea que nosotros hicimos realidad nuestras esperanzas arriesgando, plenamente felices.